El final del verano no es solo una canción del Dúo Dinámico en el que se implora casi gritando que el calor surgido en una playa no se congele con la primera caída de las hojas caducas. Sino que es el regreso de una vieja amiga llamada Rutina, su definición es: “costumbre o hábito de hacer algo de un modo determinado que no requiere tener que reflexionar o deducir.” Pero para nosotros tiene un significado un poco más amplio.
No sólo es el hecho de estar pendiente otra vez y casi sin descanso de nuestro apéndice con pantalla táctil y conexión a Internet. Las carreras por los plazos, cuyo tiempo por todos es sabido que trascurre a una velocidad casi parecida a la de la luz. Las encomendaciones y plegarias a san Judas Tadeo, patrono del trabajo para que no falte y de las causas perdidas o imposibles, para que sus señorías nos hagan caso sólo a nosotros en nuestros pretextos y argumentaciones. La vuelta a los trajes y vestidos oscuros, escondiendo todo rayo de sol bajo la negruzca toga. El aprendizaje de un nuevo catálogo de improperios centrados casi en exclusividad en describir nuestra plataforma digital con sus notificaciones y sus interminables y complejos formularios para poder mandar hasta el más nimio de los escritos.
Aun así, debemos ser realistas, muchos de nosotros somos abogados porque somos inquietos e inconformistas. ¿Podríamos estar siempre de vacaciones? No lo creo, pues lo emocionante de ese período de descanso es que tiene fecha de caducidad.
Experimentamos un sentimiento casi similar a empezar un nuevo curso escolar, con las expectativas que eso conlleva. Podemos ver reflejados en nuestra lista de deseos para el nuevo curso, las mismas cosas que cuando iniciábamos la vuelta a clase, como, por ejemplo: vamos a llevar los deberes al día, no vamos a faltar a clase nuca, no me voy a enfadar con ningún compañero, lo primero que voy a hacer en septiembre es comprarme una buena agenda y anotar todo en ella para que no se me olvide nada, voy a hacer ejercicio y por supuesto evitaré hacer las cosas a última hora.
Lo que esta claro es que pese a que seamos golpeados por nuestra agenda, compromisos y demás ataduras. Necesitamos volver a nuestro pequeño universo, a nuestra Rutina. Porque al fin y al cabo….nos encanta nuestro trabajo.