Justicia para los animales
Con motivo de la I Jornada de Derecho Animal celebrada en la Universidad de Oviedo, el pasado 29 de noviembre, se dieron cita en la capital del Principado de Asturias, diversos expertos y juristas que cada uno en su campo estaban relacionados con esta emergente disciplina jurídica. Si bien es cierto que el Derecho Animal es una materia multidisciplinar que puede ser abordada desde distintas perspectivas, tanto desde el plano teórico como práctico, es una especialidad relativamente reciente y por ende desconocida.
A pesar de ello, no podemos obviar el hecho de que en la sociedad actual, a pesar de que sigamos conservando el anacrónico estatuto jurídico de los animales-cosa, éstos cobran un papel cada vez más relevante. Por esta razón como operadores jurídicos, tenemos que estar en disposición de conocer y aplicar debidamente los principios, normas, jurisprudencia y doctrina que ya existe en nuestro país y que llamamos Derecho Animal. Que todavía no sea una asignatura impartida de manera reglada en los planes de estudio de las Facultades de Derecho, no facilita su conocimiento. Es precisamente por esta razón por la que los abogados tenemos una responsabilidad especial en dignificar y en “profesionalizar” la aplicación de esta rama del Derecho que está llamado a ser una herramienta legal útil a la hora de regular las relaciones que los humanos tenemos con los demás animales.
Con la ponencia que llevaba por título: “La defensa legal de los animales. El papel de los abogados especializados en Derecho Animal”, en la I Jornada de Derecho Animal de la Universidad de Oviedo, traté de poner de manifiesto cómo en nuestro país, además de la especialización que desde el mundo académico se empieza a hacer de esta rama del Derecho, los Colegios de Abogados están llamados a cumplir un papel determinante a la hora de formar y difundir el Derecho Animal en el ámbito jurídico. En los últimos días, Reus se ha unido a la honrosa y cada vez más nutrida lista de Comisiones/Secciones de Derecho Animal, ya existentes en Colegios de Abogados de España (Alicante, Baleares, Barcelona, Bizkaia, Girona, Granada, Madrid, Málaga, Mataró, Sabadell, Tarragona, Terrassa, Valencia, León y Córdoba). Sería una magnífica noticia que pronto los Colegios de Abogados asturianos (Oviedo y Gijón) formasen sendas Comisiones en pro de la difusión y formación que tan necesaria se hace en nuestra tierra.
Y es muy relevante, no sólo porque se le empiece a dar al Derecho Animal el lugar que le corresponde como rama jurídica con entidad propia, sino porque, por razones obvias, el mundo de la defensa de los animales, ha estado tradicionalmente exclusivamente en las bien intencionadas manos de voluntarios que, no siempre cuentan con formación jurídica, y que con escasez de medios y altas dosis de valor, se han tenido que enfrentar a la ardua tarea de denunciar o hacer que se cumpla la legislación vigente en defensa de los animales.
Por tanto, si a la escasa formación académica en la materia y al desconocimiento generalizado del Derecho Animal sumamos que venimos de una tradición poco juridificada, si se me permite la expresión, del mundo de la defensa de los animales, no es de extrañar que los datos oficiales (Memorias de la Fiscalía General del Estado) sobre los casos que acaban con sentencias condenatorias en el ámbito penal nacional por maltrato animal sean tan poco alentadores. Y es que, tal y como se puso de manifiesto en la Jornada de Derecho Animal, referida, sólo el 7% de las sentencias por delitos de maltrato animal durante 2015 han acabado con condena.
Por otro lado, y también en el ámbito sancionador, los datos relativos a las denuncias por maltrato animal por vía administrativa, tampoco son muy positivos. No podemos olvidar que, pese a que desde los años 90 disponemos de 17 leyes autonómicas de protección animal en nuestro país, seguimos careciendo de una ley nacional que unifique y cohesione los diferentes grados de protección que contienen y que regule la cría y venta de los animales de compañía.
Da la impresión de que se está focalizando toda atención en el Derecho Animal sustantivo, en la conveniencia de ir aumentando progresivamente los supuestos de hecho y las penas y sanciones aplicables y, sin embargo, muy poco en analizar las causas de su escasa eficacia y nada en implementar medidas que resulten útiles para que ese derecho que ya tenemos en vigor, llamado Derecho Animal, sea de verdad una herramienta eficaz para mejorar la situación de los animales frente a la lacra de la violencia, el maltrato en su sentido más amplio y el abandono.
Un ejemplo de cómo cuando hay interés y coordinación entre los agentes intervinientes, mejoran objetivamente los resultados, fueron los datos aportados por el Fiscal de Medio Ambiente de Asturias, quien resaltó durante su intervención en la jornada, que en el último año de los 31 casos judiciales por delitos de maltrato animal, 28 finalizaron con una sentencia condenatoria. No en vano en Asturias, desde hace años, tanto la Fiscalía como el SEPRONA y las organizaciones de defensa animal, trabajan profusamente en pro de que se persiga de manera eficaz el maltrato animal.
No me cabe duda de que siguiendo por este camino y con las subsiguientes reformas legales que tenemos pendientes, y sobre todo, trabajando conjunta y coordinadamente entre todos: operadores jurídicos implicados, Administraciones Públicas, responsables políticos y entidades de defensa animal, las cifras empezarán a arrojar mejores datos también a nivel nacional y, quizá, en unos años de trabajo constante en pro de una tenencia responsable, los animales empiecen a sentirse un poco más protegidos y sean respetados y tenidos en cuenta como los seres sensibles y vulnerables que son. Entonces, todos, como sociedad ética y jurídicamente avanzada, habremos hecho de este país un lugar mejor.
Nuria Menéndez De Llano-Rodríguez
Es Abogada de Derecho Animal en Menéndez De Llano Abogados y Doctoranda del Departamento de Derecho Público de la Universidad de Oviedo. Dirige el Observatorio Justicia y Defensa Animal desde 2012 y es Associate Fellow del Oxford Centre for Animal Ethics.
Ilustración de Andy Baraja