Para hablar de esta curiosidad, primero debemos situarnos en un escenario en donde no existen las normas tal y como las entendemos, ni el estado de derecho ni nada parecido a nuestro mundo de hoy. Estamos ante un derecho primitivo.
Como decía Platón en su obra Las Leyes: “las primeras manifestaciones del derecho han sido la tradición oral, la costumbre, la norma de tradición que luego se concreta en ley escrita. Las leyes resultaron, en esos tiempos primitivos, de los usos y costumbres y del examen de los representantes de las familias o clanes sobre esos usos, quienes luego de examinar lo más conveniente debieron proponerlos a los jefes del clan y jefes de familias. De este gobierno patriarcal, que dio lugar a un derecho de usos y tradiciones, surge y se edifica lentamente el gobierno de la monarquía”
Una vez se constituye el Estado, se ve necesario que se dicten leyes para prevenir a quienes pudieran cometer crímenes. Es cuando el sistema penal comienza a existir en un momento de evolución social. Pero en el mundo primitivo no existe un sistema penal propiamente dicho, sino que lo que existe es la idea de venganza, individual primeramente para pasar luego a una idea de venganza colectiva.
La venganza dio lugar a sangrientos enfrentamientos y al exterminio de numerosas familias. Para evitar esto, surgió una institución, a primera vista cruel y bárbara, pero que supuso un considerable avance estableciendo límites a esa venganza: El Talión, Ley del talión (como nos dice la Wikipedia): “en latín lex talionis, es la denominación tradicional de un principio jurídico de justicia retributiva en el que la norma imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido, obteniéndose la reciprocidad. El término “talión” deriva de la palabra latina talis o tale que significa “idéntico” o “semejante”, de modo que no se refiere a una pena equivalente sino a una pena idéntica.”
La ley del Talión reza así: “Alma por alma, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, llaga por llaga, cardenal por cardenal” esto es, “tal pena cual delito”.
Podemos encontrar la utilización de esta curiosa ley en El Código de Hammurabi, datado hacia el año 1692 aC, y es uno de los primeros conjuntos de leyes que se han encontrado y uno de los ejemplos mejor conservados de este tipo de documento de la antigua Mesopotamia.
Las leyes del Código de Hammurabi, numeradas del 1 al 282, están inscritas en babilonio antiguo y fijan diversas reglas de la vida cotidiana como:
- la jerarquización de la sociedad
- los precios
- los salarios.
- la responsabilidad profesional
- el funcionamiento judicial
- las penas: aparece inscrita toda una escala de penas según los delitos y crímenes cometidos. La base de esta escala es la Ley del Talión.
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