La lotería de Navidad es una verdadera costumbre para todos los españoles. La compramos en nuestros establecimientos habituales, cuestión que constituye más una obligación que un derecho a comprarla. Les regalamos lotería a familiares para desearles unas felices navidades. Compartimos décimos con amigos para dividir los gastos de estas fechas y no estamos exentos de comprar las participaciones de peñas y equipos de fútbol de los hijos de nuestros amigos o de los que quieren irse de viaje de fin de curso.
Y como dijimos al principio, esto es una costumbre de todos los años que empieza por el verano y finaliza viendo las imágenes de los ganadores en el telediario, suspirando por nuestra mala fortuna y consolándonos que por lo menos el próximo año tengamos salud o por lo menos que sea igual al que dejamos, sin muchos sobresaltos. Pero y si realmente nos toca ¿Que pasa?
Lo que pasa es que al margen de analizar cómo y con quien compramos ese décimo, tenemos que tener en cuenta que la que siempre gana desde 2013 es la Agencia Tributaria. Así que a los premios de un valor superior a los 2.500€ se les aplica un gravamen especial del 20%, y lo realiza la propia Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) en el momento del cobro. Así nos tranquilizan al ciudadano de a pie ya que no tenemos que presentar liquidación después ni incluir este ingreso y esta retención en la declaración de la Renta del ejercicio siguiente.
Después de palidecer por esa retirada del 20% se nos vuelve a dar un vuelco al corazón cuando nos acordamos que ese décimo ganador lo compramos entre los cuatro amigos de siempre. Ya que el impuesto se exige de manera independiente a cada décimo dando igual con cuantos lo compartimos. Así quien se encargue de ir a cobrarlo, debe acreditar ante la Administración Tributaria que ha repartido las participaciones mediante la identificación de cada ganador y su porcentaje de participación. Se recomienda para este paso que esto sea por medio de un contrato privado entre partes para que sea más fácil acreditar esos participantes y esos tantos por ciento , porque como queramos ir de generosos y eludir este paso, como bien dijimos al principio, Hacienda siempre gana. Y nos van a picar a nuestra puerta para que pasemos el Impuesto de Donaciones.
Pero pese a todo espero que disfrutéis de ese día, que aunque afortunados para algunos pocos, lo cierto es que para todos el 22 de diciembre seguirá siendo el día de la ilusión del “si me toca a mi” y el día mundial de la salud porque que no nos toque, pero que por lo menos no nos falte eso…la salud y el buen humor.
TOGADAS