Conversaciones de pasillo


Todos los que tengamos una mínima experiencia en la sala de vistas, aunque solamente sea de ir a ver juicios, se sabe que se suceden varios tiempos antes de ponerse la Toga y entrar a la faena.

El tiempo de esperar al cliente; cuando se habla con tu representado el día previo a la vista y se dice algo como “ el Juicio es a las 10, te espero en la puerta de la entrada, la de la calle, a las 9:30” pues esa noche toda esa información sufre en la cabeza del susodicho una o varias trasformaciones, nunca llegan a las 9:30 y cuando tu ya palideces por pensar que vas a decir o hacer, ya que estas a diez minutos de entrar y no ha llegado, te llega el cliente congestionado con frases como “es que no me dijiste que era la puerta de afuera yo entendí dentro y claro hay muchas puertas”, “pero me dijiste a las 9:30? Ya decía yo que a las 10 era muy justo para entrar al juicio”, “ me perdí” “no llegó el bus”, “no tenía sitio para aparcar” seguro que os suena y que alguna frase falta.

¿Pero qué pasa cuando el cliente por alguna extraña razón llega justo a tiempo? Seamos sinceros la conversación sobre el juicio dura unos diez minutos, ¿que decimos a continuación?
Dicen los compañeros con más experiencia que se aconseja no intimar mucho con nuestro propio cliente, no darle demasiada información de nuestra vida. Llega un momento que parece que estamos tomando un café y se nos olvida que estamos a las puertas de un juicio.

Temas recurrentes:

. El tiempo, es el mejor amigo de los minutos perdidos, a todo el mundo le interesa si llueve demasiado o hace mucho sol, porque como nunca llueve a gusto de todos, da pie a una conversación distendida y fluida. Se puede enlazar con vacaciones, eventos y nivel de los embalses para alargar un poco más el tema, pero recuerda que estás en el pasillo del juzgado, no hagas demasiado hincapié en las anécdotas.

. Otros asuntos que hubieras tenido en esa misma sala, así el cliente verá que no es la primera vez que te pones la toga, la experiencia es un grado.

Temas que no deberíamos tocar:
FUTBOL, POLITICA Y RELIGION, pero ni en el pasillo, ni en el ascensor, ni en ningún sitio físico. Aunque el cliente sea del mismo equipo de fútbol y penséis lo mismo sobre economía e inmigración. Porque, o bien se acaba entrando en una conversación acalorada de las de arreglar el mundo, o por otro lado, acabas a tamborilazos con el cliente.

El tiempo que estamos con otros compañeros: o lo que es lo mismo, nuestra interacción con el resto de abogados que como tú están esperando. ¿En qué facultad, Escuela de Práctica o Master se nos dijo que el compañero es el enemigo?

Somos todos compañeros con propósitos totalmente opuestos porque cada uno quiere que le den la razón, pero estamos todos en el mismo barco. Un saludo, preguntar qué tal estás, hablar de temas en común por ejemplo: Las faenas que nos hacen sus señorías, los fiscales demasiado rígidos, los Letrados que no nos hacen caso, los funcionarios que nos ignoran, la mutua que nos desangra…infinidad de temas.

No deberíamos perder ni nuestra educación, ni nuestra esencia por muy contencioso que sea el litigio.

Igualmente se recomienda no criticar a otros clientes delante de los que estén esperando ya que se pueden mosquear, pueden pensar que luego los pongamos a ellos verdes en otro pasillo. Y no decir mucha información sobre el juicio que vas a celebrar, recordar que hay compañeros muy hábiles y todo lo que digamos será utilizado en nuestra contra.

De todas formas, mucha paciencia para esas horas de muertas. Nos queda mucho tiempo hasta que nos sepamos manejar como pez en el agua por ese pasillo.

 

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TOGADAS

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